septiembre 15, 2015

EL PODER TERAPÉUTICO DEL AGUA


En el barrio donde nací -en Minas, una pintoresca ciudad del interior del Uruguay rodeada de agrestes serranías- hay una esquina donde se levanta una casa imponente, coronada por una torre octogonal con cierto aire siniestro, al punto de que todos los niños de la zona la conocíamos como "la casa embrujada". 

Años después, investigando un poco, descubrí que la inusual mansión había sido construida alrededor de 1918 por un personaje no menos peculiar: don Luis Curbelo Báez, un inmigrante canario que se hizo famoso como "el doctor del agua" (aunque en realidad no era médico, sino lo que hoy consideraríamos un terapeuta naturista), y que a fines del siglo diecinueve, tras curar con sus métodos alternativos un enorme número de enfermos afectados de tifus, instaló lo que sería el primer sanatorio hidroterapéutico de América, al cual concurrían pacientes de todo el país y de Argentina, entre ellos algunos personajes de notoriedad como la poetisa Delmira Agustini. El edificio que otrora albergara dicho sanatorio aún se conserva hoy día, aunque fraccionado en unidades de vivienda particulares; en cuanto a la casona, sigue allí desafiando estoica el paso del tiempo, con su misterioso torreón orgullosamente erguido sobre el paisaje serrano...

Pero, ¿cuál era el método "secreto" de este notable filántropo para tener tanto éxito en su tarea, al punto de despertar la envidia de los médicos locales (que llegaron a denunciarlo por ejercicio ilegal de la medicina)? Una combinación de infusiones de hierbas, imposición de manos... y sí, ya lo adivinaste: ¡agua fría!

Agua: el primer nutriente*

Las virtudes desintoxicantes, depurativas y terapéuticas del agua han sido conocidas durante milenios, pero sólo desde 1979 se la considera un medicamento y su tratamiento químico ingresa en el dominio de la farmacología, principalmente tras los estudios realizados por el médico iraní Fereydoon Batmanghelidj. 

El agua contribuye a la disolución de los alimentos en el intestino, genera energía, transporta los minerales y nutrientes por la sangre a todas las células del cuerpo, y por medio de la orina elimina los desechos. Recordemos que entre el 60 y el 70 por ciento del peso total de nuestro cuerpo es agua, parte de la cual es consumida diariamente por el propio cuerpo: los pulmones absorben unos 800 ml diarios, el aparato urinario 1 litro y las heces unos 100 ml. Estas cifras que se pierden deben ser compensadas mediante la alimentación; cuando se lleva al cuerpo menos agua de la que se consume, se quiebra el balance hídrico y se produce la deshidratación, cuya gravedad varía según se dé en el interior o en el exterior de las células (la deshidratación extracelular hace que la piel se reseque; la intracelular produce fiebre y sed). 

Un buen signo para detectar la necesidad de agua en el cuerpo es a través de la orina: una persona bien hidratada produce orina prácticamente incolora (sin contar el color que le dan las vitaminas o los aditivos alimentarios). En contraposición, una persona mínimamente deshidratada produce orina amarilla, mientras que alguien realmente deshidratado produce orina de color anaranjado. El riñón es el regulador central encargado de mantener el nivel de agua en el organismo; decide si debe aumentar o disminuir la cantidad de orina que se eliminará, según cuál sea la contabilidad que le envía la sangre. Cuanto menos cantidad de agua se beba, los riñones tendrán que trabajar más para concentrar la orina debido a que se acumulará más toxicidad química.

El cuerpo humano tiene muchas maneras de evidenciar sus carencias de agua, incluyendo complicaciones de asma y alergias. Otros signos drásticos de carencia de agua son dolores localizados de corazón, de cabeza, dispepsia, dolor reumatoide, de espalda, en las piernas al caminar, colitis y anginas. Complicaciones como hipertensión, mal de Alzheimer, esclerosis múltiple, distropía muscular, bloqueo de las arterias por colesterol y diabetes, también pueden estar vinculadas a la deshidratación. 

La cura del agua

La técnica diseñada por el doctor Batmanghelidj es simple:
  • Consumir un vaso de agua pura (mineral, filtrada o hervida) por hora durante todo el día.
  • Al despertarse y al acostarse beber de dos a tres vasos más para que nuestro cuerpo siga depurándose.
  • Esta cura de agua requiere un mínimo de entre uno y tres meses para notar el efecto terapéutico. Muchas personas que se han recuperado de enfermedades la han adoptado como norma de vida.
  • El programa de la cura de agua debe complementarse con la disminución del consumo de sal, ejercicio regular, una dieta balanceada que incluya abundantes frutas y vegetales, la exclusión de cafeína y alcohol, y meditación para desintoxicarse de los pensamientos estresantes.
La cura de agua es una prescripción efectiva para el mejoramiento de la salud, prevención de enfermedades, revertir trastornos degenerativos y contrarrestar el dolor. No necesita prescripción médica, está disponible, es gratis, no tiene contraindicaciones ni efectos secundarios.

¿Y si en lugar de agua...? 

Muchas personas insisten en reemplazar el agua por otros líquidos (como gaseosas, café, jugos, etc.) en la creencia de que igualmente están proporcionando a través de ellos el agua que el organismo necesita. Sin embargo, en lo que tiene que ver con la química del cuerpo, el agua y los fluidos son dos cosas distintas. El cuerpo necesita agua, y no sustitutos de ella; ni el café, té, gaseosas, alcohol, ni siquiera  la leche o los jugos son reemplazos adecuados. Veamos por qué...

- CAFEÍNA (contenida en el café, el té y las gaseosas): La cafeína sobreestimula los riñones, causando una pérdida mayor de agua de la que se ingirió. Esto agota las reservas de energía de las células cerebrales. El agua por sí misma genera energía hidroeléctrica. La cafeína bloquea además la producción de melatonina en el cerebro -alterando así la regulación del sueño-, inhibe las enzimas de la memoria y puede provocar déficit de atención.

- ALCOHOL: El alcohol, además de ser adictivo y depresivo, deshidrata el cerebro, causando la disminución del funcionamiento de las endorfinas; produce radicales libres que atacan y dañan los tejidos, reduciendo la cantidad de melatonina en el cuerpo. El agua, por el contrario, tiene naturalmente un impacto de saciedad en las hormonas serotonina y adrenalina, que culmina con un acrecentamiento de la acción de las endorfinas.

- JUGOS, LECHE: Tomar mucho jugo de naranja puede causar incremento en la producción de histamina y asma en niños y adultos. Inclusive los azúcares naturales de los jugos predisponen al hígado hacia un aumento de peso. Por su parte la leche debe ser considerada un alimento, que aporta una fuente de calcio y proteínas pero no puede ser utilizada como reemplazante del agua.

Otros usos terapéuticos de agua:

En forma de baños es recomendable para la depresión (en balnearios con abundante litio o piletas de natación), para problemas dermatológicos, prurito y alergias, así como enfermedades respiratorias crónicas y asma bronquial (aguas sulfurosas), para los trastornos circulatorios y enfermedades arteriales o venosas (aguas carbónicas) y para el reuma, artrosis e inflamación de músculos y articulaciones (baños de barro elaborado con aguas medicinales ricas en cloruro de sodio, sulfuro, bromo y yodo, aplicados sobre la piel a una temperatura de 50 grados).

Y tú, ¿cómo estás de salud? Tal vez el remedio para ese mal-estar que sientes esté en un simple vaso de agua...

*Información extractada de revista SALUD ALTERNATIVA, No. 25



2 comentarios:

  1. ¡Hola K.!
    El agua es esencial y deberíamos beber mucho más, yo intento tomar 2 litros diarios, aunque a veces se me olvida si estoy muy concentrada en el trabajo, jejeje ¿sabes qué me sorprendió mucho cuando llegué a UK? que aquí la gente no bebe agua. Mucho té, mucho café, agua con gas... pero cuando pides un vaso de agua en un bar, te la traen con una rodaja de limón, como si no pudieras tomar agua sola, como si toda bebida necesitara tener un sabor para realmente considerarse bebida. Vas al supermercado y te venden botellas gigantes de saborizante para el agua... Igual también pasa en Uruguay y no te parece raro, pero yo eso no lo había visto en la vida en España... Y eso personalmente me parece un peligro, por que los niños en este país ya no toman agua, toman zumos (llenos de azucares por cierto), refrescos o agua con sabores... Cada vez se pierde más la esencia de lo natural. Perdona por la reflexión, otra que empieza a escribir y no sabe cuando parar... ¡un abrazo!

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    1. Mira Esti, yo creo que se ha generado muchos "miedillos" alrededor del agua, en especial sobre tomar agua de la canilla (del grifo, como decís vosotros) porque está excesivamente clorada y esas cosas; aunque la verdad es que es preferible un vaso de agua "clorada" antes que cualquiera de los reemplazos que se manejan en el mercado... pero claro, el paladar se acostumbra a esos sabores artificiales y las empresas que los fabrican hacen su negocio redondo! Supongo que es parte de la "cultura de la industrialización", igual que la comida chatarra... (por cierto, para quitar gran parte de los aditivos del agua de grifo basta con dejarla en la heladera o al sol durante al menos 20 minutos, o bien hervirla antes de beberla).
      Por aquí tenemos muy buenas aguas embotelladas, ya que precisamente en las serranías de mi tierra natal abundan los manantiales y vertientes naturales; probablemente ésta sea el agua de mejor calidad que he probado, además de deliciosa -siempre y cuando no contenga gas agregado-; pero el embotellado del agua también se ha convertido en un negocio rentable (por el miedo que te comentaba antes a beber el agua corriente) y no faltan inescrupulosos que te venden simple agua de grifo con algo de gas, haciéndola pasar por "natural"...
      Gracias por el aporte, es muy enriquecedor aprender cómo se encaran estos temas en los diferentes países... ¿Crees que si algún día viajo a UK me permitan llevarme unos botellones de "mi" agua serrana? ;)
      Besos!
      K.

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